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«Ser sapiente no te da derecho a ser tedioso».
Zoila Vega Salvatierra

jueves, 20 de noviembre de 2014

ENTREVISTA A TITO CÁCERES CUADROS


Dr. Tito Cáceres Cuadros

—Doctor en Literatura y Lingüística UNSA
—Se graduó en Letras, Economía y Educación en la UNSA
—Posgrado en Universidad de Strasburgo (Francia)
—Posgrado en Universidad de Madrid (España)
—Posgrado en Universidad de Grenoble (Francia)
—Docente principal Escuela de Literatura y Lingüística de la UNSA

Publicaciones:

Crítica:

—Marxismo: Literatura y Lingüística 
—En torno al teatro político (tesis doctoral)
—Temas y estilo de «El rayo que no cesa» de Miguel Hernández
—Indigenismo y estructuralismo en «Los cuentos andinos» de Enrique López Albujar
—Crítica psicoanálitica en «Fabla salvaje» de César Vallejo
—La doble intencionalidad en el discurso vallejiano
—Lectura dialéctica de «España, aparta de mí este cáliz»
—Mariátegui: Literatura e ideología
—«Calixto Garmendia»: Análisis social e ideológico
—«El lazarillo de ciegos caminantes» y los orígenes de la novela en el Perú
—Análisis de textos literarios
—Sentidos y formas, ensayos de metodología literaria
Literatura arequipeña
Poetas de Arequipa Antología - Los clásicos
—Antología de la poesía arequipeña (1950-2000)

Dramaturgia:

—Odio en voz pasiva
—Represores reprimidos
—Señalados para morir (mención honrosa TUSM)
—El confesor (Segundo premio CELCIT)
—Proceso a Grau (Premio Fundación Bouroncle)

Narrativa:

—Las cosas no son lo que eran antes (crónicas parkerianas)
—Todo Blues




***
—Estamos a pocos días de la FIL de Arequipa, ¿qué espera de la Feria?

Espero que haya buenos libros, gran cantidad de público, que compren los libros y que se difundan. En cuanto a las actividades de la FIL, creo que no va a haber este año algunas figuras notables, pero vale la pena que veamos cuál es la posibilidad de diálogo en algunas entrevistas que se puedan hacer con escritores que vienen de afuera.

—¿Cómo ve el panorama de la literatura arequipeña contemporánea?

En Arequipa hay varias fases, una que me parece que está descuidada es la novela; en la cuentística sí hay bastantes jóvenes y en la poesía ni se diga. Otra cosa que falta también es el ensayo, es decir, no se encuentran críticos, posiblemente porque no tienen medios de difusión o porque no tienen las armas necesarias para hacer crítica, pero una literatura siempre debe tener un comentario, un análisis, una crítica, que es lo máximo a lo cual se aspira en el ámbito literario, en la cultura en general.

—¿Hay dramaturgos en Arequipa?

Lamentablemente no. Hay una ausencia total de dramaturgos porque, en primer lugar, no hay un teatro desarrollado, si no hay un teatro, no hay un público; si no hay público, no hay cultores y, además, porque no hay una Escuela de Arte Dramático en Arequipa, como la hay en Lima o en Trujillo, y fundamentalmente porque el teatro no es para ser leído sino actuado, para ser de alguna manera comentado, y eso genera una difusión. Yo soy un frustrado total, he enseñado el curso de Teatro durante algunos años en esta universidad (UNSA) y no he podido despertar en ninguno de mis alumnos un espíritu dramático, no cuentan con ello, solamente están afincados en cuento o poesía, y en el teatro hay una ausencia total; hay una falta de tradición teatral.

—Si tuviera que clasificarse, ¿en qué generación se clasificaría?

Me parece que estaría en la generación de los sesenta, setenta o en la generación del 64 o 65; para mí es una generación marcada por muchos hechos fundamentales, desde el punto de vista político, social, cultural.


—En el 2003 salió su libro Literatura arequipeña. Ya han pasado casi doce años desde su publicación. ¿Le aumentaría cosas? ¿Le quitaría cosas?

La edición que salió fue hecha muy rápidamente. Lo hice simplemente porque me lo pidieron. Lamentablemente, el texto original se perdió, hemos tenido que rehacer el texto original y yo, leyéndolo, me he dado cuenta que hay unos vacíos y sobre todo algunas fallas, algunos errores que se perciben, lo cual me induciría a hacer una revisión, ampliarlo, pero aquí nadie quiere editar, no están preocupados por una edición de esta naturaleza. Esa publicación fue hecha con mi propio dinero. Se ha vendido muy poco, no se ha pagado la edición como no se paga nada en Arequipa, en el Perú, en general, no se puede vivir de eso; al contrario, hay que entregar dinero. Creo que necesita una revisión y una ampliación desde un punto de vista más actual.

—¿Cuál fue el criterio para hacer esta historiografía?

La primero, fundamentalmente, tenía que ser el origen y el lugar de nacimiento y yo lamentablemente lo tuve que dividir en una parte por la sencilla razón de que había incluido en una primera antología que hice a personajes como Ruiz Rosas, y algunos de Arequipa se habían sentido un poco desplazados, me reclamaron por qué yo privilegiaba a escritores que no eran arequipeños. Eso me obligó a hacer una división, pero me he dado cuenta de que aun con ese cuidado, siempre se han deslizado algunas cosas. Por ejemplo, yo ignoraba antes de la publicación de ese libro que Rosa del Carpio había nacido en Lima, y también ignoraba en ese momento que Mercedes Delgado había nacido en Cusco. Sin embargo, yo me había olvidado de Carmen Luz Bejarano, quien había nacido en Acarí, pero había estado en Lima. Todo eso me ha obligado a hacer una revisión que espero corregir.

—En Arequipa no se desarrolla tanto la crítica, ¿qué otros textos de aproximación a la literatura arequipeña podría recomendarnos?

Lamentablemente no hay. Yo no puedo recomendar nada porque lo que hay son antologías: las dos antologías de Cornejo Polar, las dos que he hecho yo. Hay antologías de cada grupo, de cada generación: hay de los ochenta, noventa y ahora ha salido de los 2000. Yo he participado en algunas de estas aventuras, incluso en esta de los 2000 hice un pequeño prólogo para una edición que hacía Martín Zúñiga, que dicho sea de paso tampoco es arequipeño, curiosamente. Pero no hay una cuestión orgánica. Hay algunas tesis que han abordado el tema en la universidad pero sobre algunos autores puntuales, el caso de Mercado, el caso de Huaco, que dicho sea de paso tampoco es arequipeño. Sí se han hecho algunas cosas, pero como una cuestión orgánica lamentablemente no hay. Hay un proyecto que dejó Jorge Cornejo Polar, pero nunca lo pudo culminar, que iba a ser una obra monumental en tres tomos, en la cual me invitó a participar con Raúl Bueno, pero se quedó frustrada.

—¿Cuáles son los desaciertos de las antologías que han aparecido?

El problema de las antologías que están apareciendo es que son personas que pertenecen a esa generación. Uno que pertenece a los ochenta hace de los ochenta; uno que pertenece a los noventa hace de los noventa. El problema está en que esas generaciones no van acompañadas de críticos. Como la generación del cincuenta, mal llamada del cincuenta, porque la aparición de la antología de Luis Yañez es en el 57 más o menos; la de los sesenta tampoco, porque en el 66 recién empieza a juntarse el grupo alrededor de la revista Homo. Pero ninguno va acompañado de críticos.

Jorge Cornejo Polar, Antonio Cornejo Polar, de esa época, comentan, pero no acompañan, tienen algunos prólogos como el caso de Antonio que tiene prólogos para algunos de estos libros, algunos alentadores y otros en los que era muy crítico, muy radical, y algunos de los poetas de la época se sintieron afectados y han guardado silencio. Pero no hay un crítico en los setenta y ochenta.

No me reciben los de la generación de los ochenta, porque piensan que soy de otra generación, son ellos los que quieren generar, han hecho antologías; en los noventa ya me ven como profesor. Ese es el problema, en cada uno de los grupos, al mismo tiempo que se hace poesía, cuento, novela, debería haber un sector dedicado a la crítica, pero si son los mismos poetas, narradores, que al mismo tiempo hacen antologías y comentarios de libros, entonces no hay una crítica organizada.

—¿Qué opina de Cuentos arequipeños y 17 cuentos peruanos desde Arequipa?


Esas antologías padecen de lo mismo que padecen todas: son visiones personales. Por ejemplo, en la antología de Cerro Verde publicada por la Región, a mí me invitaron a participar, sin embargo, en esa antología dejamos de lado a algunos y esos unos, que están muy ligados a la Región, cambiaron la antología y se incluyeron. Entonces, ya no hay una cuestión objetiva; es una cuestión más subjetiva.



En el caso de Córdova, él pertenece a un grupo, además tiene una editorial, entonces lógicamente le compete a él hacer un estudio de la gente que conoce, del entorno, pero de otros no.


Cuando Jimmy Marroquín hizo una antología en los noventa, en la presentación, algunos de los poetas «afectados» armaron, como se dice vulgarmente, una bronca. Ese es el gran problema, que no hay organización; a nivel de la universidad tampoco la hay, además que ha eliminado el curso de Crítica, que antes existía; si no hay crítica, no hay críticos, y si no hay críticos, cada uno marcha por su rumbo.


Todo blues es un pequeño libro de cuentos que tuvo poca difusión cuando salió a la luz (1987). ¿Va a reeditarlo?

Sí. Está en la imprenta, lamentablemente se han demorado por muchas razones. Iba a salir para la Feria y me doy con la sorpresa que como estaba hecha acá en la Universidad, la gente está de vacaciones. Intenté hablar con José Córdova, pero a veces no está aquí, en Arequipa. Arthur Zeballos también me dijo que quería publicarlo, pero al final no se pudo; no he tenido suerte con los editores. Tendré que hacer lo que uno siempre hace: juntar dinero y publicarlo por mi cuenta, pero el texto ya está hace un año. El año pasado (2013) lo iba a publicar pero tuve un accidente, y eso me impidió económicamente hacer la edición. Pero pienso hacer una antología de unos artículos sobre literatura arequipeña, ya tengo un buen número de artículos para armar un libro sobre ensayos arequipeños.


—¿Por qué la temática de jazz en su narrativa?

En mi caso porque yo soy fanático del jazz y porque tuve un programa de hace muchos años llamado La hora del jazz en Radio Continental y algunas ediciones en Radio Mil y otras en Radio Panorama; he hecho una trayectoria. En segundo lugar, la idea de hacer unos cuentos sobre el jazz me nació de Cortázar, leí «El perseguidor» y desde ese momento me persigue la idea. Hice un primer libro que es Las cosas no son lo que no era antes (1984), donde también hay algunos temas de jazz; luego hice Todo blues (1987) y luego he seguido ampliándolo y ahora tengo una edición más compacta de estos cuentos; es una temática que me ha interesado muchísimo porque es una historia de fracasos, de triunfos, hay de todo. Ese mundo me ha fascinado, cultivo hasta la fecha el jazz, soy un fanático, he viajado mucho, y en todos los sitios que he viajado siempre me he contactado con gente y he asistido a conciertos increíbles, siendo estudiante en Europa. Mucha de la gente que aparece en mis cuentos es gente que la he visto tocar en directo, por esa razón es una temática importante.

—¿Cuáles son las características para que un texto sea un buen texto narrativo?

Lo que siempre se ha recomendado es explotar su talento al máximo. Los talleres de cuento, de poesía, de teatro, hemos visto que es un fracaso en Arequipa. Lo primero es que la gente sea talentosa, que tenga algo que decir, en ese sentido lo único que se hace es dirigirlos.

Pero en el cuento, lo primero es, bueno, hay un decálogo, leer a Chejov, a Maupassant, a Poe. Yo, por ejemplo, releo algunos cuentos de Vallejo que me parecen increíbles; Borges, Cortázar, la cuentística en Latinoamérica es magistral, los lineamientos están allí: tratar, evidentemente, que el cuento sea breve, que tenga un interés fundamental y lo más esencial es el estilo, que haya un estilo del narrador, donde este se refleje a través de ello y que tenga una idea que siga. 

Creo que estos son los requisitos fundamentales. Si no está bien escrito, no es un buen texto; tiene que estar bien escrito. Pero si la trama no es interesante, si los personajes no tienen cierta hondura psicológica, por ahí va fallando el cuento. Creo que es un trabajo minucioso y que el cuentista debe tener en mente porque muchos piensan que la prosa es más fácil, eso es mentira, la prosa es más difícil, porque en el cuento se necesita concisión, precisión, hay muchas características que se necesitan para ser un buen cuentista.

—¿En qué nuevos proyectos está trabajando?

Ahora me he estado dedicado más al arte. He hecho algunas conferencias sobre Klimt, sobre Edvard Munch; estoy trabajando sobre la semiótica, tanto en teatro como en el cine, que es otra de mis pasiones. La semiótica del cine me apasiona, también la pintura. Estoy trabajando en esos proyectos. Tengo el proyecto de los Ensayos arequipeños; tengo un proyecto también del curso de Literatura Europea, hacer unos análisis de algunos textos fundamentales, y en el curso de Análisis de Textos, por ejemplo, estaba analizando con mis alumnos el «Axolotl», «Emma Zunz», he ensayado dos o tres cuentos más. Alrededor de ello y posiblemente otros autores como Harold Pinter en el teatro, el centenario de Albert Camus, sobre el caso de Rimbaud, estoy tratando de hacer una serie de ensayos y ojalá que pueda publicarlo el próximo año.

—El centenario de Melgar…

Melgar es uno de los temas favoritos. En el Congreso de Literatura Hispanoamericana abordé el tema de literatura arequipeña pero centrándola en Melgar. Y en el caso fundamental de este año, en el homenaje que le han hecho, he tenido que hacer el discurso de orden y estoy pensando incluirlo posiblemente en los Ensayos arequipeños, y hacer una nueva valoración de Melgar. Ya la hice una vez con la poesía de Melgar y ahora pienso ampliarla desde una perspectiva más histórica, es decir, engarzarla desde el paso de la colonia a la república como el hito fundamental de la primera forma republicana. Melgar es nuestra figura máxima y debe hacérsele todo lo que sea posible en cuanto a homenajes, estudios, etc.

 —Recomiéndenos 3 libros de autores arequipeños.


El europeo de Fátima Carrasco.


Luzbel de Oswaldo Reynoso.


Cantar de gesta de Walter Márquez.

—Recomiéndenos 5 libros de autores peruanos


Trilce de César Vallejo.

La violencia del tiempo de Gutiérrez Correa.

Siete ensayos de Mariátegui.




Cuentos completos de Ribeyro.

En el teatro recomiendo a Juan Ríos; no se le ha hecho el mérito necesario, pero es un excelente autor de teatro.

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