Dr. Tito Cáceres Cuadros
—Doctor en Literatura y Lingüística UNSA
—Se graduó en Letras, Economía y Educación
en la UNSA
—Posgrado en Universidad de Strasburgo
(Francia)
—Posgrado en Universidad de Madrid
(España)
—Posgrado en Universidad de Grenoble
(Francia)
—Docente principal Escuela de Literatura y
Lingüística de la UNSA
Publicaciones:
Crítica:
—Marxismo: Literatura y Lingüística
—En torno al teatro político (tesis
doctoral)
—Temas y estilo de «El rayo que no cesa»
de Miguel Hernández
—Indigenismo y estructuralismo en «Los
cuentos andinos» de Enrique López Albujar
—Crítica psicoanálitica en «Fabla salvaje»
de César Vallejo
—La doble intencionalidad en el discurso
vallejiano
—Lectura dialéctica de «España, aparta de
mí este cáliz»
—Mariátegui: Literatura e ideología
—«Calixto Garmendia»: Análisis social e
ideológico
—«El lazarillo de ciegos caminantes» y los
orígenes de la novela en el Perú
—Análisis de textos literarios
—Sentidos y formas, ensayos de metodología
literaria
—Literatura arequipeña
—Poetas de Arequipa Antología - Los
clásicos
—Antología de la poesía arequipeña
(1950-2000)
Dramaturgia:
—Odio en voz pasiva
—Represores reprimidos
—Señalados para morir (mención honrosa
TUSM)
—El confesor (Segundo premio CELCIT)
—Proceso a Grau (Premio Fundación
Bouroncle)
Narrativa:
—Las cosas no son lo que eran antes
(crónicas parkerianas)
—Todo Blues
***
—Estamos a pocos días de la FIL de
Arequipa, ¿qué espera de la Feria?
Espero que haya buenos libros, gran
cantidad de público, que compren los libros y que se difundan. En cuanto a las
actividades de la FIL, creo que no va a haber este año algunas figuras
notables, pero vale la pena que veamos cuál es la posibilidad de diálogo en algunas
entrevistas que se puedan hacer con escritores que vienen de afuera.
—¿Cómo ve el panorama de la literatura
arequipeña contemporánea?
En Arequipa hay varias fases, una que me
parece que está descuidada es la novela; en la cuentística sí hay bastantes
jóvenes y en la poesía ni se diga. Otra cosa que falta también es el ensayo, es
decir, no se encuentran críticos, posiblemente porque no tienen medios de
difusión o porque no tienen las armas necesarias para hacer crítica, pero una
literatura siempre debe tener un comentario, un análisis, una crítica, que es
lo máximo a lo cual se aspira en el ámbito literario, en la cultura en general.
—¿Hay dramaturgos en Arequipa?
Lamentablemente no. Hay una ausencia total
de dramaturgos porque, en primer lugar, no hay un teatro desarrollado, si no
hay un teatro, no hay un público; si no hay público, no hay cultores y, además,
porque no hay una Escuela de Arte Dramático en Arequipa, como la hay en Lima o
en Trujillo, y fundamentalmente porque el teatro no es para ser leído sino
actuado, para ser de alguna manera comentado, y eso genera una difusión. Yo soy
un frustrado total, he enseñado el curso de Teatro durante algunos años en esta
universidad (UNSA) y no he podido despertar en ninguno de mis alumnos un
espíritu dramático, no cuentan con ello, solamente están afincados en cuento o
poesía, y en el teatro hay una ausencia total; hay una falta de tradición
teatral.
—Si tuviera que clasificarse, ¿en qué
generación se clasificaría?
Me parece que estaría en la generación de
los sesenta, setenta o en la generación del 64 o 65; para mí es una generación
marcada por muchos hechos fundamentales, desde el punto de vista político,
social, cultural.
—En el 2003 salió su libro Literatura arequipeña. Ya han
pasado casi doce años desde su publicación. ¿Le aumentaría cosas? ¿Le quitaría
cosas?
La edición que salió fue hecha muy
rápidamente. Lo hice simplemente porque me lo pidieron. Lamentablemente, el
texto original se perdió, hemos tenido que rehacer el texto original y yo,
leyéndolo, me he dado cuenta que hay unos vacíos y sobre todo algunas fallas,
algunos errores que se perciben, lo cual me induciría a hacer una revisión,
ampliarlo, pero aquí nadie quiere editar, no están preocupados por una edición
de esta naturaleza. Esa publicación fue hecha con mi propio dinero. Se ha
vendido muy poco, no se ha pagado la edición como no se paga nada en Arequipa,
en el Perú, en general, no se puede vivir de eso; al contrario, hay que
entregar dinero. Creo que necesita una revisión y una ampliación desde un punto
de vista más actual.
—¿Cuál fue el criterio para hacer esta
historiografía?
La primero, fundamentalmente, tenía que
ser el origen y el lugar de nacimiento y yo lamentablemente lo tuve que dividir
en una parte por la sencilla razón de que había incluido en una primera
antología que hice a personajes como Ruiz Rosas, y algunos de Arequipa se
habían sentido un poco desplazados, me reclamaron por qué yo privilegiaba a
escritores que no eran arequipeños. Eso me obligó a hacer una división, pero me
he dado cuenta de que aun con ese cuidado, siempre se han deslizado algunas
cosas. Por ejemplo, yo ignoraba antes de la publicación de ese libro que Rosa
del Carpio había nacido en Lima, y también ignoraba en ese momento que Mercedes
Delgado había nacido en Cusco. Sin embargo, yo me había olvidado de Carmen Luz
Bejarano, quien había nacido en Acarí, pero había estado en Lima. Todo eso me
ha obligado a hacer una revisión que espero corregir.
—En Arequipa no se desarrolla tanto la
crítica, ¿qué otros textos de aproximación a la literatura arequipeña podría
recomendarnos?
Lamentablemente no hay. Yo no puedo
recomendar nada porque lo que hay son antologías: las dos antologías de Cornejo
Polar, las dos que he hecho yo. Hay antologías de cada grupo, de cada
generación: hay de los ochenta, noventa y ahora ha salido de los 2000. Yo he
participado en algunas de estas aventuras, incluso en esta de los 2000 hice un
pequeño prólogo para una edición que hacía Martín Zúñiga, que dicho sea de paso
tampoco es arequipeño, curiosamente. Pero no hay una cuestión orgánica. Hay
algunas tesis que han abordado el tema en la universidad pero sobre algunos
autores puntuales, el caso de Mercado, el caso de Huaco, que dicho sea de paso
tampoco es arequipeño. Sí se han hecho algunas cosas, pero como una cuestión
orgánica lamentablemente no hay. Hay un proyecto que dejó Jorge Cornejo Polar,
pero nunca lo pudo culminar, que iba a ser una obra monumental en tres tomos,
en la cual me invitó a participar con Raúl Bueno, pero se quedó frustrada.
—¿Cuáles son los desaciertos de las
antologías que han aparecido?
El problema de las antologías que están
apareciendo es que son personas que pertenecen a esa generación. Uno que
pertenece a los ochenta hace de los ochenta; uno que pertenece a los noventa
hace de los noventa. El problema está en que esas generaciones no van
acompañadas de críticos. Como la generación del cincuenta, mal llamada del
cincuenta, porque la aparición de la antología de Luis Yañez es en el 57 más o
menos; la de los sesenta tampoco, porque en el 66 recién empieza a juntarse el
grupo alrededor de la revista Homo. Pero ninguno va acompañado de críticos.
Jorge Cornejo Polar, Antonio Cornejo
Polar, de esa época, comentan, pero no acompañan, tienen algunos prólogos como
el caso de Antonio que tiene prólogos para algunos de estos libros, algunos
alentadores y otros en los que era muy crítico, muy radical, y algunos de los
poetas de la época se sintieron afectados y han guardado silencio. Pero no hay
un crítico en los setenta y ochenta.
No me reciben los de la generación de los
ochenta, porque piensan que soy de otra generación, son ellos los que quieren
generar, han hecho antologías; en los noventa ya me ven como profesor. Ese es
el problema, en cada uno de los grupos, al mismo tiempo que se hace poesía,
cuento, novela, debería haber un sector dedicado a la crítica, pero si son los
mismos poetas, narradores, que al mismo tiempo hacen antologías y comentarios
de libros, entonces no hay una crítica organizada.
—¿Qué opina de Cuentos arequipeños y 17 cuentos peruanos desde Arequipa?
Esas antologías padecen de lo mismo que
padecen todas: son visiones personales. Por ejemplo, en la antología de Cerro
Verde publicada por la Región, a mí me invitaron a participar, sin embargo, en
esa antología dejamos de lado a algunos y esos unos, que están muy ligados a la
Región, cambiaron la antología y se incluyeron. Entonces, ya no hay una
cuestión objetiva; es una cuestión más subjetiva.
En el caso de Córdova, él pertenece a un
grupo, además tiene una editorial, entonces lógicamente le compete a él hacer
un estudio de la gente que conoce, del entorno, pero de otros no.
Cuando Jimmy Marroquín hizo una antología
en los noventa, en la presentación, algunos de los poetas «afectados» armaron,
como se dice vulgarmente, una bronca. Ese es el gran problema, que no hay
organización; a nivel de la universidad tampoco la hay, además que ha eliminado
el curso de Crítica, que antes existía; si no hay crítica, no hay críticos, y
si no hay críticos, cada uno marcha por su rumbo.
—Todo blues es un pequeño libro de cuentos que
tuvo poca difusión cuando salió a la luz (1987). ¿Va a reeditarlo?
Sí. Está en la imprenta, lamentablemente
se han demorado por muchas razones. Iba a salir para la Feria y me doy con la
sorpresa que como estaba hecha acá en la Universidad, la gente está de
vacaciones. Intenté hablar con José Córdova, pero a veces no está aquí, en
Arequipa. Arthur Zeballos también me dijo que quería publicarlo, pero al final
no se pudo; no he tenido suerte con los editores. Tendré que hacer lo que uno
siempre hace: juntar dinero y publicarlo por mi cuenta, pero el texto ya está
hace un año. El año pasado (2013) lo iba a publicar pero tuve un accidente, y
eso me impidió económicamente hacer la edición. Pero pienso hacer una antología
de unos artículos sobre literatura arequipeña, ya tengo un buen número de
artículos para armar un libro sobre ensayos arequipeños.
—¿Por qué la temática de jazz en su
narrativa?
En mi caso porque yo soy fanático del jazz
y porque tuve un programa de hace muchos años llamado La hora del jazz en Radio Continental y algunas
ediciones en Radio Mil y otras en Radio Panorama; he hecho una trayectoria. En
segundo lugar, la idea de hacer unos cuentos sobre el jazz me nació de
Cortázar, leí «El perseguidor» y desde ese momento me persigue la idea. Hice un
primer libro que es Las cosas
no son lo que no era antes (1984),
donde también hay algunos temas de jazz; luego hice Todo blues (1987) y luego he seguido ampliándolo
y ahora tengo una edición más compacta de estos cuentos; es una temática que me
ha interesado muchísimo porque es una historia de fracasos, de triunfos, hay de
todo. Ese mundo me ha fascinado, cultivo hasta la fecha el jazz, soy un
fanático, he viajado mucho, y en todos los sitios que he viajado siempre me he
contactado con gente y he asistido a conciertos increíbles, siendo estudiante
en Europa. Mucha de la gente que aparece en mis cuentos es gente que la he
visto tocar en directo, por esa razón es una temática importante.
—¿Cuáles son las características para que
un texto sea un buen texto narrativo?
Lo que siempre se ha recomendado es
explotar su talento al máximo. Los talleres de cuento, de poesía, de teatro,
hemos visto que es un fracaso en Arequipa. Lo primero es que la gente sea
talentosa, que tenga algo que decir, en ese sentido lo único que se hace es
dirigirlos.
Pero en el cuento, lo primero es, bueno,
hay un decálogo, leer a Chejov, a Maupassant, a Poe. Yo, por ejemplo, releo
algunos cuentos de Vallejo que me parecen increíbles; Borges, Cortázar, la
cuentística en Latinoamérica es magistral, los lineamientos están allí: tratar,
evidentemente, que el cuento sea breve, que tenga un interés fundamental y lo
más esencial es el estilo, que haya un estilo del narrador, donde este se
refleje a través de ello y que tenga una idea que siga.
Creo que estos son los requisitos
fundamentales. Si no está bien escrito, no es un buen texto; tiene que estar
bien escrito. Pero si la trama no es interesante, si los personajes no tienen
cierta hondura psicológica, por ahí va fallando el cuento. Creo que es un trabajo
minucioso y que el cuentista debe tener en mente porque muchos piensan que la
prosa es más fácil, eso es mentira, la prosa es más difícil, porque en el
cuento se necesita concisión, precisión, hay muchas características que se
necesitan para ser un buen cuentista.
—¿En qué nuevos proyectos está trabajando?
Ahora me he estado dedicado más al arte.
He hecho algunas conferencias sobre Klimt, sobre Edvard Munch; estoy trabajando
sobre la semiótica, tanto en teatro como en el cine, que es otra de mis pasiones.
La semiótica del cine me apasiona, también la pintura. Estoy trabajando en esos
proyectos. Tengo el proyecto de los Ensayos
arequipeños; tengo un proyecto también del curso de Literatura Europea,
hacer unos análisis de algunos textos fundamentales, y en el curso de Análisis
de Textos, por ejemplo, estaba analizando con mis alumnos el «Axolotl», «Emma
Zunz», he ensayado dos o tres cuentos más. Alrededor de ello y posiblemente
otros autores como Harold Pinter en el teatro, el centenario de Albert Camus,
sobre el caso de Rimbaud, estoy tratando de hacer una serie de ensayos y ojalá
que pueda publicarlo el próximo año.
—El centenario de Melgar…
Melgar es uno de los temas favoritos. En
el Congreso de Literatura Hispanoamericana abordé el tema de literatura
arequipeña pero centrándola en Melgar. Y en el caso fundamental de este año, en
el homenaje que le han hecho, he tenido que hacer el discurso de orden y estoy
pensando incluirlo posiblemente en los Ensayos
arequipeños, y hacer una
nueva valoración de Melgar. Ya la hice una vez con la poesía de Melgar y ahora
pienso ampliarla desde una perspectiva más histórica, es decir, engarzarla
desde el paso de la colonia a la república como el hito fundamental de la
primera forma republicana. Melgar es nuestra figura máxima y debe hacérsele
todo lo que sea posible en cuanto a homenajes, estudios, etc.
—Recomiéndenos 3 libros de
autores arequipeños.
El europeo de Fátima Carrasco.
Luzbel de Oswaldo Reynoso.
Cantar de gesta de Walter Márquez.
—Recomiéndenos 5 libros de autores peruanos
Trilce de César Vallejo.
La violencia del tiempo de Gutiérrez Correa.
Siete ensayos de Mariátegui.
Cuentos completos de Ribeyro.
En el teatro recomiendo a Juan Ríos; no se
le ha hecho el mérito necesario, pero es un excelente autor de teatro.
***
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